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Anahí y su leyenda

Anahí se llama la canción que desde chica me encantó, y su leyenda también, llena de magia y encanto.
Esta versión me gusta mas que la de Ramona Galarza, así que la busqué ansiosamente para que la disfruten tanto como yo. Canta Samuel Aguayo.

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Aquí va la letra y después la leyenda y las biografías.

Anahí,
las arpas dolientes hoy lloran arpegios
que son para ti.
Anahí
recuerdan acaso tu inmensa bravura
reina guaraní.
Anahí
indiecita fea de la voz tan dulce
como el aguaí.
Anahí, Anahí
tu raza no ha muerto, perduran sus fueros
en la flor rubí.

Defendiendo altiva tu indómita tribu
fuiste prisionera;
condenada a muerte, ya estaba tu cuerpo
envuelto en la hoguera,
y en tanto las llamas lo estaban quemando
en roja corola se fue transformando.
La noche piadosa cubrió tu dolor
y el alba asombrada
miró tu martirio hecho ceibo en flor.

Anahí,
las arpas dolientes hoy lloran arpegios
que son para ti.
Anahí
recuerdan acaso tu inmensa bravura
reina guaraní.
Anahí
indiecita fea de la voz tan dulce
como el aguaí.
Anahí, Anahí
tu raza no ha muerto, perduran sus fueros
en la flor rubí.

Autor: José Osvaldo Sosa Cordero

La Leyenda:
Cuenta la leyenda que en las riberas del Paraná, vivía una indiecita fea, de rasgos toscos, llamada Anahí. Era fea, pero en las tardecitas veraniegas deleitaba a toda la gente de su tribu guaraní con sus canciones inspiradas en sus dioses y el amor a la tierra de la que eran dueños... Pero llegaron los invasores, esos valientes, atrevidos y aguerridos seres de piel blanca, que arrasaron las tribus y les arrebataron las tierras, los ídolos, y su libertad.

Anahí fue llevada cautiva junto con otros indígenas. Pasó muchos días llorando y muchas noches en vigilia, hasta que un día en que el sueño venció a su centinela, la indiecita logró escapar, pero al hacerlo, el centinela despertó, y ella, para lograr su objetivo, hundió un puñal en el pecho de su guardián, y huyó rápidamente a la selva.

El grito del moribundo carcelero, despertó a los otros españoles, que salieron en una persecución que se convirtió en cacería de la pobre Anahí, quien al rato, fue alcanzada por los conquistadores. Éstos, en venganza por la muerte del guardián, le impusieron como castigo la muerte en la hoguera. La ataron a un árbol e iniciaron el fuego, que parecía no querer alargar sus llamas hacia la doncella indígena, que sin murmurar palabra, sufría en silencio, con su cabeza inclinada hacia un costado. Y cuando el fuego comenzó a subir, Anahí se fue convirtiendo en árbol, identificándose con la planta en un asombroso milagro.

Al siguiente amanecer, los soldados se encontraron ante el espectáculo de un hermoso árbol de verdes hojas relucientes, y flores rojas aterciopeladas, que se mostraba en todo su esplendor, como el símbolo de valentía y fortaleza ante el sufrimiento.

El autor: José Osvaldo Sosa Cordero
Fue poeta y dramaturgo, periodista, dibujante, autor y compositor del acervo correntino. Recordado compositor de nuestra música, nació en la localidad de Concepción, Provincia de Corrientes, el día 6 de julio de 1906. En su larga existencia, se convirtió en un gran renovador y precurso de la música chamamecera. Alcanza quizás con señalar algunas de sus composiciones, "Anahí", "Camba Cua", "Naranjerita", "La vendedora de Miel", "Mi Provincia Guaraní", "Juan Payé", "Poncho celeste y vincha punzó", "En un pueblito de mi Corrientes", "La novia del Paraná", signos todos estos de su vena prolifera y creativa.
El legado poético que supo dejarnos Osvaldo Sosa Cordero es inabarcable. La magia desplegada en su libro "Romancero Guaraní", donde encontramos aquel célebre poema "Corrientes tienen payé", reflejo lo esencial de su obra.

Para difundir su música, llegó a organizar un conjunto musical -"Osvaldo Sosa Cordero y sus correntinos", que dejó en un disco una serie de temas de gran calidad interpretativa. Se dio la oportunidad de que lo acompañen músicos de gran porte; como Tránsito Cocomarola, Miguel Repiso, Pablo Domínguez, Pedro de Ciervi ("El campiriño Pedro"), entre otros.
Su vida artística, iniciada en nuestra ciudad, también se extendió en Buenos Aires. Desde allí llegó a montar espectáculos teatrales en lo que puso de manifiesto el canto y las danzas de corrientes.
Fuente: Ciudad Floral

El intérprete: Samuel Aguayo
Era junio cuando vino al mundo don Samuel Aguayo (1909-1993). Su pueblo natal sería Villeta del Guarnipitán. Su crónica es suscinta cuando habla de su juventud, pero enfatiza que este cantante y compositor integró numerosos grupos de música popular. Emigró a Buenos Aires cuando contaba sólo con 18 años.

Fue tataranieto del brigadier general don Fulgencio Yegros. Obviamente la vocación militar no estaba en sus manos, en ellas había una guitarra. En la capital porteña fue artista del sello RCA Víctor, el mismo de Carlos Gardel.

Aguayo tiene en su haber, según nos avisa el Diccionario de la Música en el Paraguay, de Luis Szarán, más de 1.200 discos grabados, y apunta que ganó discos de oro por sus éxitos. Se llegaron a vender 1.500 ejemplares de sus discos, hecho para destacar, por las circunstancias de la época.
Fuente: Figuras de Ayer y de Hoy

El Ceibo:
El Ceibo ("Erythrina crista-galli"), también denominado seibo, seíbo, o bucare, es la Flor Nacional de la República Argentina. Esta elección surgió en las primeras décadas del siglo XX, después de muchas discusiones y controversias, pero finalmente, el 23 de diciembre de 1942, el Poder Ejecutivo Nacional, mediante el Decreto Nº 138.974, consagró oficialmente, el ceibo como la Flor Nacional Argentina.

El Ceibo es un árbol originario de América, de la zona subtropical, no muy alto, de tronco retorcido, pertenece a la familia de las leguminosas, por lo que las semillas se guardan en vainas encorvadas. Suele alcanzar algunas veces hasta 20 metros de altura y sus flores de un rojo carmín. Crece en las riberas del Paraná y del Río de La Plata, pero se lo puede hallar en zonas cercanas a ríos, lagos y zonas pantanosas a lo largo del país.

La madera de ceibo es muy liviana y porosa, y se la utiliza para la construcción de balsas, colmenas, juguetes de aeromodelismo. Su presencia en parques y jardines argentinos, pone una nota de perfume y color. Y el admirador evita arrancar sus flores, debido a que sus ramas poseen una especie de aguijones.
Fuente: ARGENTOUR.com


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